En 1869 había conseguido sobrevivir a las persecuciones un Gran Oriente Nacional de España, heredero de aquel primitivo Gran Oriente inicial, con un Supremo Consejo del que había sido Soberano Gran Comendador el infante don Francisco de Paula. Se formó también el Grande Oriente de España, de carácter más liberal que el anterior del que era Gran Maestro Ruiz Zorrilla, el cual, al mismo tiempo era presidente del Gobierno. Fue sucedido en la Gran Maestría por don Práxedes Mateo Sagasta (1876-1881), estando formado en aquella época el Grande Oriente de España por 370 logias, número que se incremento durante las Grandes Maestrías de Romero Ortiz y don Manuel Becerra.
Masones destacados del período entre 1868 y la Restauración fueron:
Presidentes del Consejo de ministros: Prim, Malcampo, Ruiz Zorrilla y Sagasta.
MINISTROS:
Romero Ortiz, don Segismundo Moret, don Cristino Martos, presidente del Congreso; don Eleuterio Maisonnave, Gran Comendador; don Eduardo Chao, don José Cristóbal Sorní, don Jacobo Oreiro, Gran Comendador; don Francisco Salmeron, don Victor Baránger, don Joaquín Bassols, don Eugenio Gamindez, don José Pieltain, don José Beránger, almirante; don José Muro, don Ramón Nouvilas y don José Echegaray.
DIPUTADOS Y SENADORES:
Don José Abascal, alcalde de Madrid; don Jose María Orense marques de Albaida, presidente de las Cortes Constituyentes de 1873; don Agustín Albors, don Pablo Alsina, don Mariano Alvarez Acevedo; don José Toribio de Ametller, general; don Gabriel Baldrich, general; don Roque Barcia, escritor; don Ramón Cala, periodista; don Luis Blanc, escritor; don Manuel Becerra, Gran Comendador; don Manuel Cantero, exministro; don Manuel Carrasco; don José María Carrascón, periodista; don Juan Contreras, general; don Rafael Coronel y Ortiz, director de administración; don Salvador Damato, militar; don Francisco Díaz Quintero, abogado y periodista; don Domingo Dulce, general; duque de la Victoria, general; don José Fantoni y Solis, abogado; don Ruperto Fernández de las Cuevas, ingeniero; don Angel Fernández de los Ríos, escritor; don Miguel Ferrer y Garcés, catedrático; don Santiago Franco Alonso, abogado; don Francisco García López, abogado; don Gregorio García Ruiz, periodista; don Rafael Guillén y Martínez; don Bernardo García, periodista; don Francisco González User, industrial; don Simón Gris Benitez, abogado; don Pedro Gutiérrez Agüera; don Juan Manuel González Acevedo; don Santos de la Hoz y Sánchez; don Adolfo Joarizti Lasarte; don José Lagunero, general; don Manuel Llano y Persi, secretario del Congreso; don Baldomero Lostau; don Romualdo la Fuente; don Ricardo López Vázquez, secretario de la Presidencia del Consejo; don Lorenzo Milans del Boch, general; don Domingo Moriones, general; don Pascual Madoz, ex ministro; don Manuel Merelo, catedrático; don Luis de Moliní, Marques de Montemar; don Juan Moreno Telinge; don Vicente Morales Díaz, abogado; don Juan Moreno Benitez, gobernador de Madrid; don Ricardo Muñiz, director de la Casa de la Moneda; don Pedro Muñoz Sepúlveda, actor; don Pedro Mateo Sagasta, director de Administración; duque de Montpensier; don Cesáreo Martín Somolinos, farmacéutico; don Juan Martínez Villergas, poeta satírico; don Narciso Monturiol; don José Navarrete, comandante de Artillería y don Salustiano Olózaga, ex ministro; los generales Pierrad, Palacios, Peralta y Rosell; don Manuel Ortiz de Pinedo, abogado; don Eusebio Pascual Casas, periodista; don José Paúl y Anulo; don Victor Pruneda, escritor; don Zoílo Pérez, médico; don Florencio Payela, abogado; don Antonio Pedregui Guerrero; don Antonio Ramos Calderon, director de la Deuda; don Ignacio Rojo Arias, Gran Comendador y gobernador de Madrid; don Federico Rubio y Galí, cirujano; don Facundo Ríos Portillo, gobernador y secretario de las Cortes; don Francisco Rispa y Perpiñá, Gran Comendador; don Roberto Robert, ministro plenipotenciario; don Roldán del palacio, abogado; don Manuel Regidor Jurado, periodista; Marqués de Santa Marta, Gran Maestre; don Gonzalo Serraclara, abogado; don Juan Pablo Soler, escritor; don Prudencio Sañudo, abogado; don Salvador Salaute, abogado; don Salvador Sampere y Miguel, académico e historiador, y don Miguel Uzuriaga.
Y OTROS COMO:
Don Clemente Fernández Elías, catedrático; don Rosendo Arús; don Amable Escalante, general; don Ricardo Díaz Rueda, magistrado del Supremo; don Nicolás Calvo Guasti; don Felipe Picatoste, publicista; don Francisco José Barnés, catedrático; don Antonio Pirala, historiador; don Mariano García, ministro plenipotenciario; don Ramón Escandón, astrónomo; don Juan Téllez Vicen, catedrático; don Bernardo Orcasitas, alcalde de Madrid; don Vicente Moreno de la Tejera y don Francisco Javier Parody.
El rápido crecimiento del numero de las logias, junto con el carácter dispersivo tan típicamente español y el ingreso de personas que tan sólo buscaban el relieve social produce, con la llegada de la restauración, una proliferación de Obediencias, encontrándonos hacia 1888 con la existencia de las siguientes:
* Gran Oriente Nacional de España, Gran Maestre don José María Pantoja.
* Gran Oriente de España, legalidad electiva, Soberano Gran Comendador don Pío Vinader.
* Gran Oriente de España, legalidad posesiva escocesa, Soberano Gran Comendador don Juan Antonio Pérez.
* Gran Logia Simbólica, Gran Maestre don José López Padilla.
* Confederación Masónica Ibero-Americana, Gran Maestre don Jaime Martí.
* Soberano Gran Consejo del Rito de Memphis Misraim, Gran Maestre don Ricardo López Salaverry.
Afortunadamente, el buen hacer de don Miguel de Morayta, consigue que, solamente un año más tarde, se clarifique la situación mediante la desaparición de algunas y la suma de las dos más importante Obediencias. Así el 21 de mayo de 1889, de la fusión del Gran Oriente de España y el Gran Oriente Nacional de España surge, esta vez definitivamente, el actual e histórico Grande Oriente Español, nuevo y unitario cuerpo masónico que mantiene, desde entonces, la regularidad y legitimidad histórica de la Masonería española, a pesar de las muchas vicisitudes por las que ha tenido que pasar.
Su primer Gran Maestro y Soberano Gran Comendador fue el insigne catedrático don Miguel Morayta, con el que colaboró entusiásticamente en la organización y desarrollo de la Obediencia el Gran Secretario General, hermano don Joaquín Ruiz Vergara, uno de los masones más entusiastas y laboriosos que ha tenido la Masonería española. Desde entonces, en una cadena que jamás a perdido la continuidad, aun en las más trágicas circunstancias, han sido sus Grandes Maestros:
M.·. Il.·. H.·. Miguel Morayta y Sagrario 1889 – 1901
M.·. Il.·. H.·. Emilio Menéndez Pallares 1901 – 1904
M.·. Il.·. H.·. José Marenco Gualter 1904 – 1906
M.·. Il.·. H.·. Miguel Morayta Sagrario 1906 – 1917
M.·. Il.·. H.·. Antonio López de Villar G.·. M.·. Interino
M.·. Il.·. H.·. José Lescura Borras G.·. M.·. Interino
M.·. Il.·. H.·. Luís Simarro Lacabra 1917 – 1921
M.·. Il.·. H.·. Augusto Barcia Trelles 1921 – 1922
M.·. Il.·. H.·. Enrique Gras Morillo 1922 – 1923
M.·. Il.·. H.·. José Lescura Borras 1923 – 1924
M.·. Il.·. H.·. José Mª Rodríguez y Rodríguez 1924 – 1925
M.·. Il.·. H.·. Demófilo de Buen Lozano 1926 – 1929
M.·. Il.·. H.·. Diego Martínez Barrio 1929 – 1930
M.·. Il.·. H.·. Diego Martínez Barrio 1930 – 1934
M.·. Il.·. H.·. Fermín de Zayas Molina G.·. M.·. Interino
M.·. Il.·. H.·. Angel Rizo Bayona 1935 – 1938
M.·. Il.·. H.·. Lucio Martínez Gil 1938 – 1946
M.·. Il.·. H.·. Antonio Montaner 1946 – 1954
M.·. Il.·. H.·. Mateo Hernández Barroso 1954 – 1962
M.·. Il.·. H.·. Juan Crediaga Villa 1962 – 1970
M.·. Il.·. H.·. Jaime Fernández-Gil de Terradillos 1970 – 1982
M.·. Il.·. H.·. Antonio del Villar Massó 1982 – 1988
Francisco José Alonso Rodríguez (detentando) 1988 – 1993
M.·. Il.·. H.·. Miguel Angel de Foruria y Franco 1994 – 1996
M.·. Il.·. H.·. Miguel Angel de Foruria y Franco 1996 – 1999
M.·. Il.·. H.·. Miguel Angel de Foruria y Franco 1999 – 2001
M.·. R.·. H.·. Tomás Sarobe Piñeiro 2001 – 2004
M.·. R.·. H.·. Josep Corominas y Busqueta 2004 – 2006
M.·. R.·. H.·. José Carretero Doménech 2006 –
Durante el primer período de don Miguel Morayta como Gran Maestro, el Grande Oriente Español alcanzó un gran desarrollo, obteniendo el reconocimiento, ya en el año 1891, de las Grandes Logias de Escocia, Australia, Luxemburgo, Venezuela, Egipto y Francia, y de los Grandes Orientes de Francia, Centro Americano, México, Italia, Suecia y Noruega, Holanda, Bélgica, Perú, Chile, Argentina, Lusitano Unido, Marruecos y del Gran Oriente del Rito Misraim de Francia, Supremo Consejo del Gran Oriente Francés, etcétera.
Masones ilustres de este período son, entre otros muchos los ministros de la restauración don Bonifacio de Blas y Muñoz, don Gaspar Núñez de Arce y don Vicente Romero Girón (5).
Durante el primer tercio del presente siglo la Masonería trabaja en el interior de las logias, sin grandes actividades públicas, como a las que se vio obligada durante el turbulento siglo XIX, a ello también contribuyó la pérdida, por la intervención norteamericana, de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, posesiones de ultramar que habían representado siempre importantes focos de actividad masónica.
En 1903 se realiza una primera reforma de la Constitución del Grande Oriente Español, lo que le supondrá su legalización oficial, la primera que se produce en la historia de la Masonería española. Básicamente las reformas consisten en la estructuración de la Obediencia con una base federal, acorde con la historia de los distintos reinos que componen España. Con ello se trataba de poner fin a la proliferación de organizaciones masónicas de ámbito regional.
Pero no será hasta 1920 cuando estas nuevas ideas autonomistas, en cuanto a la estructura organizativa, sean plenamente aceptadas por las Logias y se comience a crear una autentica estructura federal compuesta por Grandes Logias Regionales.
En 1921 la Gran Logia Simbólica Catalana-Balear, que había sido constituida en 1886, abandona su fuerte politización catalanista y adopta una estructura nacional, pasando a denominarse Gran Logia Española.
El Gran Oriente Español celebra una Gran Asamblea Nacional los días 21 al 24 de octubre de 1923 en la que se acuerda la reorganización, dividiendo el territorio mediante la creación de las Grandes Logias del Centro de España, con sede en Madrid; del Noroeste, en Gijón; del Nordeste, en Barcelona; del Levante, en Alicante; del Mediodía, en Sevilla; de Marruecos, en Tánger; y del Sudeste, en Cartagena.